Se trata de uno de los medios más efectivos para eliminar virus y bacterias en agua, aire o superficies contaminadas biológicamente.
Estudios recientes han demostrado que la radiación onda corta UV producida por lámparas UVC es capaz de eliminar los virus COVID-19, MERS y SARS a nivel hospitalario, mejorando así la limpieza del área de cuidados intensivos, salas de medicina general y habitaciones individuales.
Desde hace varios años la luz UV ha sido ampliamente usada para esterilizar pequeños flujos residenciales, así como también grandes flujos en proyectos comerciales e industriales; pero hoy es un método efectivo para prevenir la propagación de COVID-19 y en países como China (Wuhan Wuchang Hospital) ya se están usando sistemas con lámparas UV para prevenir la infección y contribuir como solución práctica en la lucha contra la propagación del virus.
Este tipo de mecanismos de desinfección funcionan con luz UV y tienen un efecto germicida. Dependiendo de la longitud de onda el efecto de los rayos UV puede ser más o menos efectivo contra diversos microorganismos al destruir los ácidos nucleicos y el ADN.
¿Cómo funciona?
La esterilización ultravioleta es el proceso de destrucción de toda vida microbiana por medio de radiación ultravioleta.
Para realizar este proceso se usa la radiación UV con rayos de tipo C (de 200 a 290nm), los cuales al ser los más cortos y los potencialmente más dañinos son empleados para el tratamiento de agua, aire, y diferentes superficies.
La luz ultravioleta o UV, como usualmente se refiere, es uno de los medios probados para tratar aguas, aire o superficies contaminadas biológicamente. Esta simple y segura tecnología es conveniente para pequeños flujos residenciales, así como también grandes flujos en proyectos comerciales e industriales.
Al estar expuesto a la luz del sol, este tipo de radiación es capaz de eliminar gérmenes, bacterias y hongos en un proceso natural de desinfección, sin embargo, para un uso más eficiente pueden ser aplicados de forma controlada mediante un proceso físico, a diferencia de la clarificación y la zonificación, que son procesos químicos.
El espectro ultravioleta es una banda de radiación electromagnética a energías más altas que la luz visible, dividida en cuatro categorías principales: UV-A (400 – 315 nm), UV-B (315 – 280 nm), UV-C (280 – 200 nm ), y vacío UV (VUV, 100-200 nm). La capa de ozono impide que la mayor parte de la radiación UVC llegue a la Tierra.
Los rayos UV-B son absorbidos en un 90 por ciento por diferentes elementos a medida que atraviesan el cielo, los rayos UV-A logran llegar a gran parte de la superficie terrestre, mientras que la mayoría de los rayos UV-C son absorbidos por la capa de ozono.
Desde el desarrollo en laboratorio en 1878, la UVC se ha convertido en un método básico de esterilización, ya que pueden infringir daño a todo tipo de microorganismos, entre ellos bacterias, protozoos, hongos y hasta virus. Su uso como desinfectante de agua, aire y diversas superficies está respaldado por investigación científica desde hace décadas. En el campo de la medicina, la radiación UVC se usa para eliminar gérmenes o para ayudar a cicatrizar heridas.
La radiación UV penetra la pared celular de los microorganismos y es absorbida por los materiales celulares, produciendo mutaciones en su ADN que resultan letales en los organismos unicelulares, con lo que se puede provocar su debilitamiento, e incluso detener su reproducción. En el caso de las bacterias, gérmenes, virus, algas y esporas, éstas mueren al contacto con la luz.
Uso de lámparas UV
La radiación necesaria para desinfectar se puede producir usando lámparas de vapor de mercurio (más recientemente antimonio) de baja presión e intensidad baja/alta, o de media presión y alta intensidad. Para esto es importante que las lámparas germicidas tengan las correspondientes protecciones, ya que el impacto de la radiación UV en los ojos tiene un efecto nocivo para la salud.
Como ya se mencionó, la gran diferencia de la desinfección de superficies usando luz ultravioleta en comparación con otros métodos químicos, es que la luz UV proporciona una inactivación rápida y eficiente de los microorganismos mediante un proceso físico; sin embargo, no debe pasarse por alto que, por naturaleza, las radiaciones UV son potencialmente dañinas para los seres humanos, por lo cual su uso presenta complejidades en cuanto al costo, operación manual, entre otras.